miércoles, 30 de diciembre de 2009

ASALTO A LA FIESTA

¿Ya están recuperados? Pues deberán estarlo pronto o cuando menos al pendiente, por lo que voy a platicarles:

Cuantas veces, desde tiempos lejanos, en los Grupos se nos ha dicho "…cuando asistan al Grupo no lleven más de lo necesario en cuestión económica; ni alhajas, ni dinero - solo para tus pasajes y tu Séptima - no lleves a presumir tu celular o ti ipod, o las madres que en el Grupo no vas a utilizar".

“La fe es confianza y no desafío”

Pues resulta que estaban mis amigos del Grupo (aquí el nombre) en su Semana de Unidad con motivo de su aniversario. Miércoles, Grupo lleno, algarabía, jajaja y joyjoy, compartimiento espectacular – de espectáculo, ya saben como se adornan los oradores -, las viejas de largo, con grabación y todo. Cuando de pronto – faltando quince minutos para el término de la sesión – hacen acto de presencia, sin aspavientos, no a la manera “tradicional”, y casi elegantemente, cinco ojetes sujetos con las armas (las de matar) en las manos. ¡!A ver culeros compañeros, la Séptima de hoy no va a ir al canasto sino que cambiará de agrupación¡!. ¡¡De buena voluntad todos se bajan los pantalones, aunque no traigan calzones, y se arrodillan (¿no que no se hincaban herejes?), saquen dinero, celulares, relojes, boletas de empeño y cuanta madre traigan, cierren los ojos y al que los abra se le acaba la espiritualidad!! Porque los ojos cerrados… son las ventanas abiertas al… no, eso no.

Al instante y como dijera un güey de ahí mismo “se acabó la euforia”, y les bajaron todo lo que traían y hasta lo que no traían; y así sin reparar daños mas arguende - pero con las bolsas y el espíritu llenos -, se fueron los malandrines.

Afortunadamente no golpearon físicamente a nadie, pero el pinche sustote y la angustia de cuándo volverán las oscuras golondrinas sus nidos a poblar, quien se los quita.

Como anécdota parece chusca, pero no lo es. Ya en serio, hay que ponerse vivo.

Eso de los atracos en los Grupos no es nuevo y por lo mismo ya deberíamos estar prevenidos. Lo que les pasó a mis despistados o confiados amigos puede pasar en cualquier Grupo aunque no sea aniversario y milite puro alcohólico humilde jodido como yo sabré.

Y aquí le voy a dejar no sea que los señores rateros se enojen conmigo y quieran ir a compartir a mi Grupo (lo bueno es que casi no asisto).



Y como dijesen los tepichines : "arriba el asalto hijos de las manos, esta es una puta"


domingo, 27 de diciembre de 2009

Aniversario en AA

Resulta que el compañero Ray iba a cumplir 15 años sin beber y pues informó, pidió permiso a la conciencia del Grupo e invito al mismo a estar presente y participar en su Junta Abierta de Testimonio.

Llegó el día esperado y ahí estábamos mi compañera y yo, tempranito – como una hora antes –

Sorprendentemente ya estaba el festejado y andaba en chinga acarreando cosas.

Pues bien poco a poco fueron llegando los asistentes, primero unos estimados compañeros del RUS y enseguida la familia del quinceañero

Inició la junta 20 minutos tarde (como siempre, cabrones).

El inicio estuvo a todo dar con unos momentos de silencio, que más bien fueron para escuchar una grabación, corta pero maravillosa, acerca de los aniversarios en AA.

Enseguida lo tradicional, pero no por eso menos emocionante:

La participación breve pero sustanciosa de los compañeros asistentes, hablando del festejado, de su propia experiencia y del Mensaje del Programa de AA.

Posteriormente la familia de Ray también quiso participar, y uno a uno fueron pasando; sobrina, hermanos, madre, hija y esposa, dieron sus palabras al festejado, y ya sabrán, hubo de todo: felicitaciones, motivaciones, encabronamiento,reclamaciones, sonrisas y llanto, dolor, alegría y esperanza.

Finalmente la participación del compañero quinceañero – no cualquiera cumple quince años sin beber – en la cual hizo un recorrido de su trayectoria, un antes, un después y un ahora en AA. – aquí entre nos, el Ray recayó (o sea que es hediondo) después de cinco años y tuvo ocho ingresos a otros tantos anexos, si no ya hubiera cumplido 20 años en AA – para los que no les agrada perseverar aquí hay una muestra.

Después el convivio……aquí hace su aparición el clásico huele moles o alcohólico de aniversario (que nomás asiste al grupo cuando hay festejo)

De alguna forma las juntas de aniversario de los compañeros en AA son diferentes; ya que cuando se festejan uno, dos o hasta tres años, el contenido es uno, y cuando se festejan o dan testimonio compañeros veteranos, ya el contenido y la esencia de las reuniones es otro.

Cuando eres nuevo te festejan y te toleran todo y tú crees que lo mereces (en mi caso personal y me refiero en el grupo). Pero cuando maduras te das cuenta de que todo era causa de la nube rosada y no había nada mágico, así que, obviamente, tu compartimiento es diferente y el de la familia también.

De cualquier manera los aniversarios – testimonios - en AA son fantásticos, llenadores, estimulantes, atrayentes, incluyentes, motivadores, creo yo

Al final, las ansiadas y emotivas notas del ♫♫…levántate ya borracho mira que ya amaneciooó…♫ ♫

Tan taran, tan tan.


PD: ¿Ya adivinaron quien coordinó?

viernes, 25 de diciembre de 2009

Las paradojas

En mis inicios en AA se hablaba mucho de un tema que hasta el día de hoy me es agradable y que es nada más y nada menos que:

LAS CUATRO PARADOJAS DE AA

NOS RENDIMOS PARA TRIUNFAR

Aparentemente el rendirse no significa triunfar. Pero en AA es así. Únicamente cuando hemos llegado al final de nuestros recursos, cuando nos hemos encontrado frente a una pared de piedra en algunos aspectos de nuestra vida, la cual no nos permite seguir adelante, únicamente cuando “hemos llegado al fondo” en desesperación y rendiciones, es cuando podemos alcanzar la sobriedad que nunca antes pudimos lograr. Debemos – y lo hacemos - rendirnos para triunfar.

DEBEMOS DAR PARA CONSERVAR

Esto parece absurdo y falso, ¿Cómo se puede conservar algo si se regala? Pero para conservar lo que tenemos en AA debemos darlo a otros, sin honorarios ni recompensa. Si no podemos permitirnos el dar a otros lo que recibimos tan libremente en AA, podemos prepararnos para nuestra próxima borrachera. Esto sucederá inevitablemente tarde o temprano. Debemos estar dispuestos a dar para conservar.

TENEMOS QUE SUFRIR PARA CURARNOS

No hay manera de escapar a la crisis, al terrible sufrimiento de remordimientos, arrepentimiento, vergüenza y dolor que nos pone en el camino de la curación de nuestro mal. No hay manera de evitarse las consecuencias “del otro día” después de una borrachera. Pasar por la crisis emocional y de temblores tarde o temprano. Es doloroso y para nosotros, necesario. Debemos sufrir para curarnos.

DEBEMOS MORIR PARA VIVIR

Esta es una hermosa paradoja sacada directamente del “volver a nacer” o de “perder nuestra vida para encontrarla”. Cuando practicamos Los Doce Pasos”, la vieja vida de beber y pensar torcidamente va gradualmente olvidándose, y adquirimos un método de vida nuevo, diferente y mejor. Al desaparecer nuestras ambiciones egoístas, una de nuestras vidas muere y la otra renace. Nosotros en AA morimos para vivir.

Bueno, en la actualidad ya aparecieron más.

Paradoja



martes, 15 de diciembre de 2009

COMENTALE A UN AA

Una publicidad teológica me estimula a la revisión de esta importante convicción. La controversia sobre el tema “Probablemente Dios no existe” que llenó las paginas de los periódicos y arrancó indignación en los pulpitos de todo el mundo, suena para la mayoría de los miembros de AA como los balbuceos de niños precoces sin experiencia. Nuestra reacción es parecida a la de aquel dramaturgo romano cuando dijo “La gente que me dice que no existe Dios, es como aquel niño que afirmaba que no existe cosa tal como el amor apasionado, del cual ciertamente no tenía experiencia” Experiencia es la palabra clave. La idea de Dios no esta fundamentada en el conocimiento o en el entendimiento. Los miembros de AA no están más capacitados que otras personas para definir a Dios o para reconciliar la idea de Dios con la mayoría de las maldades de la existencia humana. Lo que nosotros hemos tenido es una profunda y efectiva Experiencia Espiritual que no solo nos ha liberado de la compulsión para beber, sino que ha transformado completamente nuestras actitudes hacia nosotros mismos, hacia nuestros semejantes y hacia Dios. Nosotros sabemos que este cambio en nuestras vidas fue influido por un Poder mas grande que nosotros mismos, un poder que la mayoría de nosotros llamamos Dios. No tenemos que estar capacitados para explicar o comprender este Poder con el fin de saber que existe. No podemos explicar completamente muchas cosas cuya existencia ES ABSOLUTAMENTE CIERTA PARA NOSOTROS y por las cuales vivimos: amor, lealtad, honestidad, libertad, para mencionas algunas. Lo que la razón humana puede explicar constituye únicamente una pequeña parte de la existencia humana, pero muchos agnósticos están obsesionados por una fe ciega en el poder de la razón y esta ingenuidad me conmueve. Son como el hombre que después de haber visto una jirafa por primera vez, protestó: ¡¡No es posible que exista tal animal!! Claro está, no todos los alcohólicos éramos agnósticos antes de llegar a AA. Pero no importa si fuimos o no creyentes, todos tuvimos una cosa en común: no teníamos poder. Todos habíamos tratado muchas veces dejar de beber, al darnos cuenta de que esto estaba minando nuestras vidas y las vidas de aquellos que nos rodeaban, pero nosotros éramos totalmente incapaces de parar. La razón y el conocimiento propio no nos ayudaron. Tampoco lo hizo la memoria de nuestra pasada miseria, seguíamos tomando esa primera copa, una y otra vez. Nuestro código moral, efectivo en otras situaciones, era completamente impotente contra el alcohol. Nuestra fuerza de voluntad podría a veces producir cortos periodos de abstención, pero estos siempre se derrumbaban. También nos parecía que no adquiríamos fuerza real del dios en el cual creíamos. La oración, la asistencia asidua a la iglesia, la meditación o el servicio, ninguna de estas cosas nos ayudaba. Era como si estuviéramos sintonizados en una frecuencia equivocada; una fuerza caracterizada por nuestra fuerza de voluntad limitada. Pedíamos la ayuda pero la deseábamos en nuestros propios términos y condiciones. Queríamos mantener el alcohol en nuestras vidas y continuar viviendo como antes, pero sin los desastrosos subproductos. Lo que queríamos en definitiva no era la sobriedad, sino la bebida controlada. Lo que no nos dábamos cuenta era que estábamos pidiendo algo que era completamente imposible puesto que éramos alcohólicos. Los alcohólicos son personas que no pueden beber en absoluto. Nunca pueden ser bebedores sociales o normales. Nunca pueden tomar una sola copa, porque la primera copa tarde o temprano, pone en movimiento una reacción en cadena que conduce a una auto indulgencia anormal. En esto, nuevamente, se encuentra un hecho de experiencia, que no es menos real porque no puede ser explicado. Nadie ha contestado satisfactoriamente estas preguntas: ¿Qué es exactamente un alcohólico? ¿Es el alcoholismo una enfermedad física o mental o es dual? ¿Cuando, porque y como empieza el alcoholismo? Con toda seguridad todos tenemos opiniones acerca de estas preguntas y estas opiniones iluminan frecuentemente uno de los más oscuros rincones del síndrome alcohólico. En mi opinión, la base psicológica del alcoholismo esta presente en la personalidad, mucho antes que la enfermedad se torne aparente. También creo, que, si bien es cierto que hay un aspecto físico del alcoholismo, el problema central es psicológico y espiritual. No se, y probablemente nunca lo sabré, como, porque y como mi actitud compulsiva hacia el alcohol tuvo su comienzo. Pero estoy convencido que este era un síntomas de un desajuste profundo. Se nos dice en nuestro Libro Grande, que el alcoholismo es un síntoma que ha enloquecido nuestra voluntad. Éramos personas que tratábamos de vivir por medio de la autopropulsión, actores que deseaban ser los directores, humanos jugando a ser Dios. En este papel no éramos necesariamente malas personas. Podíamos ser amables, pacientes, ingeniosos, solo para convertirnos en tiranos resentidos cuando el ambiente externo y la gente que en el vivía no se conformaba al drama que nosotros queríamos dirigir. Hasta donde sabemos nuestro alcoholismo puede muy bien haber sido la herramienta que Dios utilizó para llevarnos a la humildad. Mientras tratábamos de hacer algo acerca de nuestra bebida, fallábamos una y otra vez. Solo cuando dejamos de beber y renunciamos absolutamente a hacerlo, admitimos que estábamos derrotados, y volvimos este problema hacia un poder superior, fue cuando empezamos a progresar. Nótese que nunca hemos jurado abstenernos por un periodo específico, ni hemos jurado la abstención perpetua. Hemos aprendido finalmente a no imponer nuestro deseo a la voluntad de Dios y por lo tanto solo pedimos un día de sobriedad a la vez. La compulsión para beber, “este deber” mental tan misterioso se ha desvanecido enteramente. Ya no necesitamos pelear con este problema. Muy pronto vimos que este hábito de volvernos hacia Dios en la mañana, durante el día y por la noche, estaba logrando mucho más que la simple abstención para nosotros. La vida estaba empezando a tener algún significado. Podíamos sentir nuestros propios progresos. Gradualmente comenzamos a notar que nuestras actitudes hacia todo tipo de manifestación empezaba a cambiar, actitudes que antes no nos habíamos dado cuenta que eran deficientes. Vimos que muchas cosas que antes nos molestaban ya no tenían esa cualidad para nosotros. Nuestra disposición se incrementó. Nuestro trabajo el cual pensamos que había sido bastante bueno mientras bebíamos, logró hacerse cada vez mejor. Nuestra imaginación se puso en acción y las ideas empezaron a llegar fácil y frecuentemente. Cuando empezamos a hacer inventarios de esta nueva situación, nos maravillamos de lo que había acontecido a esa vida aburrida que nos temíamos iba a ser nuestra vida sin alcohol. Poco a poco la vida se convirtió en reposada, mas intensa, mas alegre de lo que nunca creíamos posible. Finalmente vimos que la sobriedad en AA no es simplemente no beber, no solo la ausencia de algo, sino que es mucho más, una nueva forma de vida, un crecimiento progresivo. Nosotros no nos engañamos creyendo que lo hemos logrado por nuestro solo esfuerzo. Tratamos de mantener en nuestras mentes las palabras del Libro Grande “se nos ha dado una tregua diaria para el mantenimiento de nuestra condición espiritual. Mantenemos esta condición extendiendo la palabra, dando a los demás el regalo que hemos recibido. La mantenemos por la oración y la meditación diarias y por la asistencia regular a las reuniones. Lo hacemos gozosamente sin que sea para nosotros un deber aburrido. Es muy reconfortante para nosotros el ver reflejarse en las caras de los demás la alegría que hemos recibido en nuestra nueva forma de vida”. Cuando usted le comente a un AA que probablemente Dios no existe, recuerde que esta poniendo en duda la realidad de una fuerza que lo ha levantado a él desde una muerte en la vida, a una vida abundante; un Poder hacia el cual se vuelve diariamente para buscar la sobriedad, la serenidad y la fortaleza. No se sorprenda si él sonríe con un dejo de ironía.


jueves, 10 de diciembre de 2009

CARTA A UN AMIGO



No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida,

ni tengo respuestas para tus dudas o temores,

pero puedo escucharte y compartirlo contigo.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.

Pero cuando me necesites estaré junto a ti.

No puedo evitar que tropieces.

Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.

Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.

Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomas en la vida.

Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar,

pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón,

pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.

Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

En estos días pensé en mis amigos y amigas, entre ellos, apareciste tú.

No estabas arriba, ni abajo ni en medio.

No encabezabas ni concluías la lista.

No eras el numero uno ni el numero final.

Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista.

Basta que me quieras como tu amigo.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges