«Uno más que muerde el polvo», hoy presentamos: Ranulfo Fuentes Pazarán (las nalgas), alias «El Chupetes».
¿Cómo que se murió, si me debía?
Pues acabo de ver en el grupo de guasap de los Malagueños una noticia, que al principio la percibí como normal (porque se acostumbra uno a esas pendejadas), pero casi instantáneamente empezó a caerme el veinte. Ranulfo Fuentes es una persona muy significativa en la vida mía… sí, tengo en estos momentos un nudo en el pensamiento.
Le dije a Fabián y él dice que es como para escribir algo, aunque sea una nota. Y tiene razón el cabrón. Entonces me siento un poco forzado a reconocer la memoria de «El Chupetes» a través de unas palabras.
Comenzare así:
A don Ranulfo lo conocí siendo yo un niño, cuando nos pasamos a vivir cerca de su casa. Recuerdo muy bien a su familia, su esposa, su hijo y sus dos hijas.
Él me veía jugar fútbol en la calle, con los chavitos más chiquillos que yo. Uno de ellos era Poncho su hijo, otros mis carnales, 《El Calaca》, 《El Perico》 y 《El Vertico》, Luis Castillo (que también ya bailó ) su hermano 《El Caquitas》 y otros más...yo ya estaba más grandecito, iba a cumplir los quince, peludo y verijón, pues dijo: «Éste ya necesita jugar con grandes» y me llevó a jugar a su equipo, 《El Independiente》- a pa nombrecito- los sábados por la tarde.
¡Cómo no recordar!
Recuerdo que tuve que conseguir unos zapatos, uno más grande que otro, no sé ni cómo ni dónde, que me calaban un chingo en las patas, pero ni modo. Así fue como inicié con él. Él me brindó la oportunidad de empezar a jugar ya de una manera formal, ya en un campo de fútbol y empezar a desarrollar lo que tanto me gustaba (que yo no sabía qué tanto me gustaba hasta que empecé a jugarlo, ya dentro y con gente más grande que yo). Eso era los sábados y casi inmediatamente empecé a jugar los domingos con los Málagas, mis amigos de toda la vida, a los cuales tanto aprecio y ─algunos de ellos─ lo saben.
Entonces yo empecé a convivir con «El Chupetes» por el trabajo. Él trabajaba en Sosa. Posteriormente, cuando cumplí los 15 años, yo también entré a trabajar ahí y, curiosamente, entré al mismo lugar donde él estaba, en Combustión Interna. Todos los días nos veíamos; y luego pues empecé a jugar en el equipo de Combustión, que él dirigía.
En relación con la bebida pues él también tuvo mucho que ver: precisamente a través del fútbol. Los sábados, terminando el juego, ellos tenían la costumbre de ponerse a chelear cuando nos tocaba de locales en los campos de la Ruiz. Estaba muy cerquita la tienda del… ¿cómo le decían a este cabrón? De Cruz (o algo así) y ya de ahí ya se iban a alguna de las cantinitas de por ahí. Y ellos me empezaron a jalar; de alguna forma empezaron a apadrinarme, cuando la vida empezaba a guiñarme un ojo (sin albur).
Como se verá, Ranulfo fue influencer para mi en dos de mis tres más grandes pasiones-compulsiones-obsesiones , el alcohol y el fútbol.
Un momento que no me enorgullece, pero que fue importantísimo, crucial en mi vida, fue cuando yo deseaba crecer y sentirme hombre. Pensaba que si aguantaba más bebiendo… «El Chupetes» chupaba un chingo, era bien pedisisísimo, de ésos que se entablan y no se empedan. Entonces ése era mi deseo, fíjense: como que yo también aguantar un chingo, porque mi cuerpo no resistía, el alcoholismo es progresivo y en esos tiempos yo no aguantaba mucho. Pero el tiempo pasó y recuerdo un día: después del juego nos fuimos a «La Asamblea», allá en San Cristobal, ahí sobre la Vía Morelos. Éramos un chingo. Me acuerdo, entre muchos otros, del «Chiripas», que siempre estaba chingue y chingue, risa y risa bien mariguano y yo riéndome con él. Eso no le gustaba mucho al «Chupetes», pero nos toleraba. Y entonces, poco a poco fue pasando el rato, y vi cómo Ranulfo se fue empedando, se fue empedando, y de buenas a primeras sucedió...!!! se fue de bruces. ¡Se cayó de la silla el güey! Cuando yo vi que se cayó, un sentimiento de chingonería brotó en mí. Me sentí grande, como diría Vicente "al fin ya era un hombre"
Por fin había llegado el momento en el que yo había vencido a «El Chupetes» bebiendo. O sea, él cayó primero ese día.
También recuerdo que con el correr del tiempo él dejó de dirigir el Combustión. Lo agarró «El Querreque», que era uno de sus brazos derechos, de sus hijos consentidos. De hecho, los hijos consentidos del «Chupetes» eran como cuatro: «El Querreque», «El Tellón», «El Pingüino» y el Miguel González. Entonces «El Querreque» traía el equipo, que por cierto (ah chinga, ya me vino otro recuerdo), antes de jugar en Combustión, el Querreque me llevó a jugar al Morelitos , puro chavo de 15 añitos… Ya me estoy metiendo en otros rollos, mi mente viene a traerme más y más, nomás quería escribir una nota pequeña. Pero así es esto y no lo voy a detener.
Bueno, cuando «El Querreque» anduvo trayendo el equipo, ya andaba jugando mal. Yo ya traía unas broncotas de alcoholismo y esas cosas, y pues no… ya no hacía bien en el campo, como ellos querían. Y más el «Chupetes»: nos iba a ver siempre estaba chingando su madre. Siempre estaba chingue y chingue, regañe y regañe. Y yo decía: «Cabrón. Tú ya no tienes nada que ver aquí. No vengas a… déjanos jugar a gusto». Pero él se empeñaba en ir cada semana a joder. Y me acuerdo que una vez me salí bien encabronado. Estaba el juego y él estaba chingue y chingue. Me salí bien encabronado y se la hice de pedo delante de todos. Ya me lo quería agarrar a chingadazos y él a mí, pero no nos dejaron, nada más que él siempre se sintió superior y pues el ya era un señor como cuarentaycincón.
Y entonces así fue. Después ya me salí de Sosa y muchos años ya no lo vi. Un día lo encontré en la Ruiz, ahí por la iglesia, y ya lo vi muy viejito. De todos modos nos saludamos con mucho cariño. No lo volví a ver; no supe de él hasta hoy, que leo la noticia que puso Pancho (Pancho Lucio, mi compadre).
Y pues vaya con respeto y honor un saludo y un recuerdo a su memoria -"Dios lo haga perdonao"-. Grato realmente, un recuerdo muy grato para Ranulfo, por cierto él era hermano de Sergio Fuentes, que era el encargado del taller (que también tengo mis historias con él, pero eso es otro rollo).
Recuerdos que no se borran...
Este es el Combustión Interna
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