Hay dos palabras —ley y amor— que son enormemente relevantes. Representan dos tipos de mente, son los polos opuestos. La mente jurídica nunca puede ser amorosa y la mente que ama nunca puede ser jurídica. La actitud legal no es religiosa: es política, social. Y la actitud del amor no es política ni social, sino individual, personal y religiosa.
Moisés, Manú, Marx, Mao, son mentes jurídicas; han aportado al mundo la ley. Jesús, Krisna, Buda, Lao Tzu, son personas de amor. No han dado un mandamiento legal al mundo, han dado una visión completamente distinta.
He oído contar una historia sobre Federico el Grande, rey de Prusia, que era una mente jurídica. Fue a verle una mujer para quejarse de su marido. «Majestad —le dijo—, mi marido me trata muy mal.» Federico el Grande dijo: «Eso no es asunto mío». Pero la mujer insistía: «No solo eso. Majestad, también habla mal de usted». Federico el Grande contestó: «Eso no es asunto tuyo». Así es la mentalidad jurídica.
La mente jurídica siempre está pensando en la ley y nunca en el amor. La mente jurídica piensa en la justicia pero nunca piensa en la compasión; y la justicia sin compasión nunca puede ser justa. Una justicia que no tenga compasión está abocada a ser injusta; pero una compasión que aparentemente es injusta no puede ser injusta. La propia naturaleza de la compasión es ser justa; la justicia sigue a la compasión como una sombra. Pero la compasión no sigue a la justicia como una sombra porque la compasión es lo verdadero, el amor es lo verdadero.
Tu sombra te sigue pero tú no sigues a tu sombra. La sombra no puede guiar, la sombra tiene que seguir. Y esta es una de las grandes controversias de la humanidad: si Dios es amor o ley, si Dios es justo o compasivo. La mente jurídica dice: Dios es la ley. Pero la mente jurídica no puede saber qué es Dios porque Dios es otra forma de decir amor. La mente jurídica no puede alcanzar esa dimensión. La mente jurídica responsabiliza de todo a los demás: a la sociedad, a la estructura económica y a la historia. Para la mente jurídica, los demás siempre son culpables. El amor se hace responsable de sí mismo; siempre soy yo el responsable, no tú. Cuando entiendes que tú eres el responsable empiezas a florecer.
La ley es una excusa. Es una astucia de la mente para que puedas seguir protegiéndote y defendiéndote. El amor es vulnerable, pero la ley es una medida defensiva. Cuando amas a alguien no hablas de leyes. Cuando amas, la ley desaparece, porque el amor es la ley suprema. No precisa otras leyes, se basta consigo misma. Y cuando el amor te protege no necesitas otra protección.
No seas legalista, de lo contrario te perderás todo lo bello de la vida. No seas un abogado, sé un amante, de lo contrario te seguirás protegiendo y al final te darás cuenta de que no hay nada que proteger; solo has estado protegiendo un ego vacío. Y siempre puedes encontrar medios y formas de proteger el ego vacío.
He oído una anécdota sobre Oscar Wilde. El estreno de su primera obra de teatro fue un fracaso absoluto, un fiasco. Cuando salió del teatro, sus amigos le preguntaron: «¿Qué tal ha ido?». Él dijo: «La obra ha sido un éxito, pero el público ha sido un fracaso». Así es la mentalidad jurídica, siempre está intentando proteger al ego vacío; no es más que una pompa de jabón: dentro no tiene nada, está llena de vacío y no hay nada. Pero la ley sigue protegiéndolo. Recuerda, en cuanto te vuelves legalista, en cuanto empiezas a ver la vida a través de la ley —puede ser la ley del gobierno o la ley de alguna iglesia, eso no cambia nada—, en cuanto empiezas a ver la vida a través de la ley, a través de un código moral, empiezas a perdértela.
Hay que ser vulnerable para saber qué es la vida; hay que estar totalmente abierto, inseguro. Hay que estar dispuesto a morir para conocerla; solo así podrás conocer la vida. Si tienes miedo a la muerte nunca conocerás la vida, porque la muerte no puede conocer. Si no tienes miedo a la muerte, si estás dispuesto a conocerla, conocerás la vida, la vida eterna que nunca muere.
La ley es miedo escondido, el amor es la expresión de la ausencia de miedo. Cuando amas el miedo desaparece, ¿te has dado cuenta? Cuando amas no existe el miedo. Cuando amas a alguien el miedo desaparece. Cuanto más amas, más desaparece el miedo. Si amas totalmente, el miedo está absolutamente ausente. El miedo solo surge cuando no amas. El miedo es ausencia de amor, la ley es ausencia de amor porque básicamente es una defensa de tu tembloroso corazón interno; tienes miedo y quieres protegerte.
Justicia sin compasión...
3 comentarios:
hola plateros,si me das el pie de pagina de este texto,saludos de hediondo veterano,por aqui andamos
HOLA AMIGO PLATERO Y TAMBIÉN EL RESTO DE LOS AA
OS ENVIO UN FRATERNAL SALUDO EN EL MODO DE AA Y OS DESEO LO MEJOR PARA EL AÑO ENTRANTE
ME GUSTA LO QUE LEO EN ESTE BLOG, Y ME HE TOMADO LA LIBERTAD DE PONER UN ENLACE EN EL MIO, ESPERO QUE NO LO CONSIDERES INVASIVO, SI ES EL CASO ME DICES Y LO ELIMINO. WWW.DESDEAKRON.BLOGSPOT.COM
FRANCISCO
Lucio...busca "Doce Pasos en Línea..."
Juan...adelante, estás en tu casa.
Te agradezco tu interés...
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