Siempre que alguien esté pidiendo amor no será capaz de darlo, porque el hecho de pedir es una señal de que dentro de él no hay una fuente de amor. Si no, ¿por qué lo tendría que pedir fuera?
Sólo la persona que está por encima de la necesidad de pedir amor puede dar amor.
El amor es compartir, no mendigar. El amor es un emperador, no un mendigo. El amor sólo sabe dar, no sabe nada acerca de pedir.
El amor que se pide no puede ser amor. Únicamente un corazón que comparte, un corazón que da, tiene ese tipo de receptividad para que pueda llegar el amor a su puerta y decir: «Abre la puerta, ¡he llegado!»
Una de las leyes eternas de la vida es que todo lo que damos nos vuelve. El mundo entero no es más que un eco; doy odio y recibo odio; doy peligro y recibo peligro; maltrato a los demás y soy maltratado; si saco espinas, recibo espinas. Y si comparto mi amor, recibiré amor de infinitas formas. Si no me ha vuelto el amor de infinitas formas, eso significa que no he dado amor.
El amor es un florecimiento interno; surge de una energía latente en nuestro interior. Sin embargo andamos buscando encontrar amor en el exterior. Deseamos encontrar amor en el amado, lo cual es una cosa absolutamente equivocada e inútil. Ni siquiera imaginamos que pueda haber amor en nuestro interior porque el amor siempre se ha asociado a la idea del amado. Tenemos la idea de alguien en el exterior. Sin darnos cuenta de que estamos pidiendo fuera algo que ya está dentro nuestro. Y como lo estamos pidiendo fuera, no miramos en el interior. De este modo, lo que podría haber surgido dentro, no surge nunca.
El amor necesita que seamos capaces de abandonar el ego. Cuando haya logrado tal equilibrio que puedo vivir sin que me amen y ser tan feliz como cuando me aman, cuando el amor deja de ser una necesidad y se transforma en pura diversión. Si me quieren, bien. Si no me quieren, también bien: sin ansiar el amor.
Aunque las cumbres nunca se encuentren, existe una especie de comunión entre ellas a través del viento, a través de la lluvia, a través de los ríos, a través del sol y a través de las estrellas. Sí, existe una comunión; hay un gran diálogo. Se susurran la una a la otra; sin embargo, su soledad sigue siendo absoluta; nunca se comprometen. Seré como una alta cumbre en el cielo. ¿Por qué anhelar pertenecer a alguien? ¡Yo no soy una cosa! ¡Son las cosas las que pertenecen! Puedo compartir con alguien, pero no soy dependiente. Permaneceré alerta sin elegir. Podré tener soledad, y mantener una relación al mismo tiempo.
143 Significa "Te Amo". Un mensaje en el que, Uno soy yo, Cuatro es el amor, y Tres eres tú. A veces las palabras pueden ponerse en el camino de las cosas que uno realmente quiere decir
Así que esta vez quiero asegurarme de que lo que realmente siento consiga llegar a ti. Cuando siento que no hay muchas más formas y palabras que pueda decir tratando de encontrar el camino menos complicado escojo una forma numérica para decirte lo que siento. Por lo que simplifiqué y se rompió hacia abajo a 143 - y eso significa “Te amo”
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