domingo, 29 de diciembre de 2019

Nacido bajo el signo del esférico


Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo del buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: una linda jugadita, por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece. (GALEANO)


Casi a nadie de los que se consideren futboleros le sonará este nombre.Y menos conocerán su verdadera historia. El Choforo, nació en Plateros Zac. y desde muy pequeño sintió una pasión impresionante por el fútbol.
Su debut soñado como futbolista de un equipo oficial, fue a la edad de 14 años, en el “Independiente” equipo de la empresa Sosa Texcoco y patrocinado por la misma, comandado por 'el chupetes' Ranulfo Fuentes Pazarán . Jugaban los sábados por la tarde en la Liga Industrial, conformada por equipos de las diferentes empresas de la región de los pueblos de Ecatepec. Tal debut no pudo ser más exitoso ya que el sr Ranulfo lo fue llevando poco a poco, a tal grado de que sus primeros partidos entraba solo para recibir el silbatazo final. Pero un día no muy lejano a su debut el entrenador lo metió en el segundo tiempo…de ahí pa´real ya jamás perdería la titularidad, aunque jugara con unos zapatos que no le quedaban y hasta le sacaban sangre, y en una liga estilo libre donde los jugadores eran en su gran mayoría adultos. Dicho sea de paso y a semejanza de miles de muchachos ahí también inició su carrera de bebedor ya que - como debe ser -  acabando el juego había que trasladarse a la tiendita de “don Cruz” a celebrar. 

Casi a la par en el tiempo fue fundado un club religiososocialdeportivo llamado “Club Metamorfosis” con sede en un cuartito que habia en el patio de “el mamucas Ontiveros”…ahí inició el verdadero equipo de sus amores llamado por mal nombre “El Malaga R.C.” (después tuvo otros – equipos, no amores - pero el bienamado siempre fue ese). A diferencia del Independiente que jugaba los sábados por la tarde y donde alternaba con puro señor borracho y hachero, en el Malaga jugaban los domingos por las mañanas, en la liga también libre de Tulpetlac y eran pubertos de su edad, puro joven en la edad del ¨quién soy, de donde vengo y a donde voy¨ y los cuales también tenían su lugar favorito para celebrar después del juego, la tienda “La Lupita”(que nombre tan raro) donde las cervezas tamaño caguama eran la especialidad.

Pocos meses antes de cumplir los quince años de edad ingreso a trabajar a la factoría mas importante del rumbo, “Sosa Texcoco S.A.”, lugar que le abrió las puertas del conocimiento del bien y del mal…ahí también había liga interior de futbol y ¡por supuesto! Inmediatamente se adhirió al equipo de su taller “Combustión Interna” ellos jugaban también los sábados pero por las mañanas, la competencia también era para todas las edades y obviamente tenían su lugar para celebrar…la tienda “El Pocito” que en realidad era una cervecería disfrazada. (solía contar una anécdota, que paradójicamente la primera vez que fue a “jurar” lo hizo también en “el pocito” pero de la Basílica de Guadalupe) 

Total que concretizando y por inverosímil que parezca, nuestro choforin (parece nombre de payaso) tuvo su despertar al futbol, al alcohol y a otras yerbas, jugando los sábados por la mañana y por la tarde y los domingos por la mañana. 

Dueño de una falta de técnica y virtuosismo de la que poseen los grandes astros, supo compensarlo, desde el mismísimo comienzo, con una voluntad férrea para romperse el alma dentro del campo, lo que le valió el reconocimiento de propios y extraños. Hizo de cualquier posición entre la media cancha y la delantera su lugar habitual, nunca le gustó jugar de defensa y mucho menos portero. A pesar de su evidente carencia de dotes técnicos se convirtió en un jugador amado por sus compañeros y hasta algunos de los contrincantes…siempre decía “en cuanto silba el árbitro todo lo que no sea el campo de juego desaparece para mi, solo recobro la conciencia cuando se pita el final…” 

Conforme fue siendo conocido y reconocido en las colonias o barrios, también comenzaron las propuestas para irse a otros equipos…El único equipo al que le fue fiel es al “Independiente” hasta que éste desapareció algunos años después junto con la Liga Industrial (en la época en que comenzó en esa zona la problemática para las fábricas). 

Años después, a petición de su amigo “el vitolo” mudose a jugar al Morelos Ecatepec conjunto de San Cristóbal, que era el equipo del pueblo…Ecatepec tenía infinidad de equipos pero el más querido y que contaba con una afición de primera calidad era éste. El choforo encajó inmediatamente en el equipo, en su filosofía, en su idiosincrasia, en el amor por la pelota y por su afición, por la cual fue adoptado inmediatamente hasta ser el hijo consentido…y claro! acabando el juego…también se adaptó al festejo…! 

Solía decir “el hecho de que conozca buena parte de la geografia del edomex – y aún de otros lugares - no se debe al colegio sino a los partidos fuera de casa con “el Morelos”. Sin duda fue el equipo más grande en el que militó. Aunque tiempo después regresó al “Malaga” ya no fue lo mismo…algunos compañeros suyos se habían resentido con él por haberse ido al Morelos. (dondequiera existen los resentidos). 

En la Factoría también mudo de equipo; del “combustión” (al cual también quiso mucho) se dirigió al trabuco llamado “Necaxa”… pero entonces la competencia dejo de existir puesto que los demás equipos eran más débiles comparados con ellos – ya desde entonces existía eso - 

El gusto y complacencia del choforo por el futbol fue muy grande, solo equiparable al alcohol y a la chaque…soledad interior. Decía también “Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol” 

A pesar de su estatura – o gracias a ella – (1.64 mts.) siempre fue muy eficaz dentro del campo de juego. Goleador en todos los equipos en que milito, aún siendo mediocampista. Reconocido con el trofeo al mejor jugador de la temporada (aún no había balón de oro en el llano, ja!). Como marcador fue magnífico y muchas ocasiones hizo chillar al respetable con sus jugadas…su gran velocidad y reflejos lo distinguieron siempre, ganándose la confianza de todos los entrenadores que alguna vez tuvo, menos la del famoso “sheriff lobo” que no lo llevo al profesionalismo como a algunos de sus compañeros, porque “siempre andaba pedo” ja!. Dueño de una voluntad a toda prueba y espíritu de sacrificio, siempre se entregó en las canchas…su frase favorita cuando veía a sus compañeros agotados era “demos el segundo esfuerzo…” o “chingue a su madre el que no l¨eche ganas…!!!” 

Después de haber dejado al Morelos, al Málaga y al Combustión y haber terminado su contrato con la compañía (Sosa Texcoco S.A.)…regresó como “extranjero al “Combustión” solo para ser retirado por una lesión definitiva en la rodilla izquierda. El gran enemigo – o amigo, según se le quiera ver – del futbolista (las lesiones) “le cortaron las piernas” y alejaron de las canchas. …años después solía ir a San Cristóbal a jugar con los veteranos en los torneos de los “siete pueblos” pero nunca pudo hacerlo ya a satisfacción, era solo para mantener el “gusanito” y la pasión que nunca se extingue…hasta que finalmente un desgarre en el crural del muslo derecho lo retiró definitivamente. 

Cuantas anécdotas…! Vivencias, amigos, recuerdos, reconocimientos, enfrentamientos, corretizas ja!, elogios, rechiflas, torneos, trofeos, campeonatos, aplausos, borracheras, raspones, lesiones, amores, violencia, gritos, alegrías, madrizas, desencanto, ilusiones, disgustos, abrazos, encuentros, desencuentros y reencuentros, viajes, lugares, gente, uniformes, desgaste, polvaredas, lluvias torrenciales, fiestas, vergüenzas, ridículos, autógrafos, imágenes. 

Futbol amateur señores, el verdadero futbol! 

Pd. en AA sus compañeros de Grupo formaron un equipo y lo ingresaron a competir a una liga de por aca en Ciudad Azteca , solo para que él no se junte con los que acostumbraba beber   -el que entendió, entendió -  mientras agarraba fuerza interior...


A ver si lo reconocen en las viejas imágenes… ( ah, si alguno de ustedes se encuentra en las fotografías haga favor de etiquetarse)






martes, 12 de noviembre de 2019

El Chupetes


«Uno más que muerde el polvo», hoy presentamos: Ranulfo Fuentes Pazarán (las nalgas), alias «El Chupetes».
¿Cómo que se murió, si me debía?
Pues acabo de ver en el grupo de guasap de los Malagueños una noticia, que al principio la percibí como normal (porque se acostumbra uno a esas pendejadas), pero casi instantáneamente empezó a caerme el veinte. Ranulfo Fuentes es una persona muy significativa en la vida mía… sí, tengo en estos momentos un nudo en el pensamiento.

Le dije a Fabián y él dice que es como para escribir algo, aunque sea una nota. Y tiene razón el cabrón. Entonces me siento un poco forzado a reconocer la memoria de «El Chupetes» a través de unas palabras.

Comenzare así:
A don Ranulfo lo conocí siendo yo un niño, cuando nos pasamos a vivir cerca de su casa. Recuerdo muy bien a su familia, su esposa, su hijo y sus dos hijas.

Él me veía jugar fútbol en la calle, con los chavitos más chiquillos que yo. Uno de ellos era Poncho su hijo, otros mis carnales, 《El Calaca》, 《El Perico》 y 《El Vertico》, Luis Castillo (que también ya bailó ) su hermano 《El Caquitas》 y otros más...yo ya estaba más grandecito, iba a cumplir los quince, peludo y verijón, pues dijo: «Éste ya necesita jugar con grandes» y me llevó a jugar a su equipo, 《El Independiente》- a pa nombrecito- los sábados por la tarde.
¡Cómo no recordar!
Recuerdo que tuve que conseguir unos zapatos, uno más grande que otro, no sé ni cómo ni dónde, que me calaban un chingo en las patas, pero ni modo. Así fue como inicié con él. Él me brindó la oportunidad de empezar a jugar ya de una manera formal, ya en un campo de fútbol y empezar a desarrollar lo que tanto me gustaba (que yo no sabía qué tanto me gustaba hasta que empecé a jugarlo, ya dentro y con gente más grande que yo). Eso era los sábados y casi inmediatamente empecé a jugar los domingos con los Málagas, mis amigos de toda la vida, a los cuales tanto aprecio y ─algunos de ellos─ lo saben.
Entonces yo empecé a convivir con «El Chupetes» por el trabajo. Él trabajaba en Sosa. Posteriormente, cuando cumplí los 15 años, yo también entré a trabajar ahí y, curiosamente, entré al mismo lugar donde él estaba, en Combustión Interna. Todos los días nos veíamos; y luego pues empecé a jugar en el equipo de Combustión, que él dirigía.

En relación con la bebida pues él también tuvo mucho que ver: precisamente a través del fútbol. Los sábados, terminando el juego, ellos tenían la costumbre de ponerse a chelear cuando nos tocaba de locales en los campos de la Ruiz. Estaba muy cerquita la tienda del… ¿cómo le decían a este cabrón? De Cruz (o algo así) y ya de ahí ya se iban a alguna de las cantinitas de por ahí. Y ellos me empezaron a jalar; de alguna forma empezaron a apadrinarme, cuando la vida empezaba a guiñarme un ojo (sin albur).

Como se verá, Ranulfo fue influencer para mi en dos de mis tres más grandes pasiones-compulsiones-obsesiones , el alcohol y el fútbol.

Un momento que no me enorgullece, pero que fue importantísimo, crucial en mi vida, fue cuando yo deseaba crecer y sentirme hombre. Pensaba que si aguantaba más bebiendo… «El Chupetes» chupaba un chingo, era bien pedisisísimo, de ésos que se entablan y no se empedan. Entonces ése era mi deseo, fíjense: como que yo también aguantar un chingo, porque mi cuerpo no resistía, el alcoholismo es progresivo y en esos tiempos yo no aguantaba mucho. Pero el tiempo pasó y recuerdo un día: después del juego nos fuimos a «La Asamblea», allá en San Cristobal, ahí sobre la Vía Morelos. Éramos un chingo. Me acuerdo, entre muchos otros, del «Chiripas», que siempre estaba chingue y chingue, risa y risa bien mariguano y yo riéndome con él. Eso no le gustaba mucho al «Chupetes», pero nos toleraba. Y entonces, poco a poco fue pasando el rato, y vi cómo Ranulfo se fue empedando, se fue empedando, y de buenas a primeras sucedió...!!! se fue de bruces. ¡Se cayó de la silla el güey! Cuando yo vi que se cayó, un sentimiento de chingonería brotó en mí. Me sentí grande, como diría Vicente "al fin ya era un hombre"
Por fin había llegado el momento en el que yo había vencido a «El Chupetes» bebiendo. O sea, él cayó primero ese día.

También recuerdo que con el correr del tiempo él dejó de dirigir el Combustión. Lo agarró «El Querreque», que era uno de sus brazos derechos, de sus hijos consentidos. De hecho, los hijos consentidos del «Chupetes» eran como cuatro: «El Querreque», «El Tellón», «El Pingüino» y el Miguel González. Entonces «El Querreque» traía el equipo, que por cierto (ah chinga, ya me vino otro recuerdo), antes de jugar en Combustión, el Querreque me llevó a jugar al Morelitos , puro chavo de 15 añitos… Ya me estoy metiendo en otros rollos, mi mente viene a traerme más y más, nomás quería escribir una nota pequeña. Pero así es esto y no lo voy a detener.

Bueno, cuando «El Querreque» anduvo trayendo el equipo, ya andaba jugando mal. Yo ya traía unas broncotas de alcoholismo y esas cosas, y pues no… ya no hacía bien en el campo, como ellos querían. Y más el «Chupetes»: nos iba a ver siempre estaba chingando su madre. Siempre estaba chingue y chingue, regañe y regañe. Y yo decía: «Cabrón. Tú ya no tienes nada que ver aquí. No vengas a… déjanos jugar a gusto». Pero él se empeñaba en ir cada semana a joder. Y me acuerdo que una vez me salí bien encabronado. Estaba el juego y él estaba chingue y chingue. Me salí bien encabronado y se la hice de pedo delante de todos. Ya me lo quería agarrar a chingadazos y él a mí, pero no nos dejaron, nada más que él siempre se sintió superior y pues el ya era un señor como cuarentaycincón.

Y entonces así fue. Después ya me salí de Sosa y muchos años ya no lo vi. Un día lo encontré en la Ruiz, ahí por la iglesia, y ya lo vi muy viejito. De todos modos nos saludamos con mucho cariño. No lo volví a ver; no supe de él hasta hoy, que leo la noticia que puso Pancho (Pancho Lucio, mi compadre).

Y pues vaya con respeto y honor un saludo y un recuerdo a su memoria -"Dios lo haga perdonao"-. Grato realmente, un recuerdo muy grato para Ranulfo, por cierto él era hermano de Sergio Fuentes, que era el encargado del taller (que también tengo mis historias con él, pero eso es otro rollo).

Recuerdos que no se borran...

Este es el Combustión Interna



sábado, 6 de abril de 2019

Solo

 




Solo

Esta es la breve historia de una pobre carrera. Cuando llegué a Alcohólicos Anónimos supe con seguridad que todo había fallado. Me acompañaba el sentimiento de culpa, de remordimiento, y cruda moral.

Mi tiempo de gozar los tragos fue muy corto, muy pronto en mi carrera bebedora sufrí los estragos del alcoholismo, y sé muy bien que no importa cuanto tiempo estuve bebiendo para ser alcohólico. Las lagunas mentales, la vergüenza y la culpa me acompañaron siempre durante mi etapa de alcoholismo activo.

El miedo a todo y a nada; a la gente, a las sombras, a los delirios. En pocas palabras, mi carrera fue breve pero intensa. Promesas a la familia, juramentos en la iglesia y las amenazas de otros, no lograron que me detuviera.

Hasta que un día me encontré solo. Desperté por la madrugada, rodeado de botellas vacías, cenizas, vidrios rotos y soledad. Mi familia, mi esposa y mis hijos se habían ido llevándose con ellos sus pertenencias.

La sensación de derrota, tristeza y rabia, pero, sobre todo, de miedo, hicieron que buscara ayuda y la encontré en un grupo de AA.

Allí pude ver mi propia rebeldía reflejada en la rebeldía de otros. Puedo decir con toda certeza que desde el primer momento me he sentido parte de esta comunidad, aquí he aprendido a conocer de mi y de mi alcoholismo. Me di cuenta de que nunca fui honesto conmigo mismo y lógicamente nunca fui honesto con nadie más. Aprendí que, a pesar del dolor de tener que dejar algo que tanto me agradaba, el alcohol, hoy puedo ver las cosas diferentes.

Yo que nunca hubiese podido detenerme por voluntad propia, sé que, a través de esa derrota, ahora soy vencedor. AA me a enseñado a aceptarme como soy, y ser realmente como quiero ser.

No pasó nada terrible. Empecé a sentirme bien sin beber y comprendí que la elección era enteramente mía.

Ahora comprendo que AA no es solamente acerca de dejar de beber, es una nueva forma de vivir que nos permite un acercamiento con la vida y con dios. En mi caso, hoy tengo nuevos horizontes y empecé a vivir de verdad.


Anónimo.