Hemos aprendido desde muy pronto que en AA somo invitados a compartir nuestras experiencias, que es una importantisima parte de lo que nos alimenta espiritualmente y que además a la gran mayoria de nosotros nos agrada de verdad.
Hablar de mi significa trabajar a favor de mi sobriedad, lo que era antes, lo que me aconteció y lo que soy el dia de hoy.
Por tratarse sobre La Viña lo haremos a la manera de ¨una junta escrita¨
Conocí AA hace algunos años
cuando llegué para quedarme.
Recuerdo que, a unos días de mi
llegada, mi padrino – no el que elegí sino al que me tomó por su cuenta – me
invitó a acompañarlo a una sesión del comité de la revista Plenitud en
la OSG; él era un colaborador anónimo de la revista. Ahí conocí al Sr Juan
Alejandre, un alcohólico que hizo mucho por los servicios en México y que en
ese tiempo era el encargado de los temas que se publicaban (de hecho, años después, fue el primer gerente de Plenitud).
Así supe que otra forma de compartir y recibir un compartimiento (aparte de la tribuna) era a través de la escritura.
Tengo en mis manos las dos primeras
revistas Plenitud que adquirí recién llegando al grupo, (todas madreadas
por el padre tiempo y por mi descuido): La número 27 – junio de 1984- que
anunciaba la Convención Nacional número tres y la número 28 – septiembre
de ese año- que, realizada
inmediatamente después de la convención, daba razón de esta misma. .
En esa convención recibí el impacto de la magnitud de AA, miles de alcohólicos y sus familias abarrotando el Palacio de los Deportes y sus alrededores, los compartimientos en aulas enormes, la Ceremonia de la Candela que se vivía por primera vez en México, etc.
El tiempo fue pasando; las circunstancias y las experiencias se fueron sucediendo; la asistencia diaria a las reuniones, el apadrinamiento, los pequeños servicios que se me dieron en mi grupo base, etc., lograron vencer mi renuencia, me quedé en AA y me mantuve sin beber – que no es lo mismo, pero es igual –
Años después la vida y Dios, que siempre hacen
conmigo lo que les da su gana, y el servicio en AA, me llevaron de una forma
inverosímil al vecino país del norte, el gabo;
Por aquellos tiempos a través de una página de internet – un blog donde yo hacía algunos escritos relacionados con AA y otros temas - fui invitado por los compañeros de un Grupo a compartir mi experiencia en el Inventario Moral puesto que ellos no tenían absolutamente una guía, me hablaron de sus necesidades de grupo y apadrinamiento, no sabian nada de una estructura de servicio, tremendo aislamiento de AA como un todo, etc… acepté la invitación y haciéndome cargo del ¨Yo soy Responsable¨ tramité mis documentos, acta de nacimiento, pasaporte y visa – cosa que me llevó solo unos dos años – una vez que los obtuve me subí al avión por primera vez y me encomendé a quien fuera...
Llegue a una pequeña provincia de aquel país, (así como Tlaxcala, pero de allá), un lugar llamado Newark Delaware. En ese lugar solo había un grupo de AA de habla hispanaa, el Jóvenes Delaware, con una conciencia de 8-10 integrantes; prácticamente aislado pues la mayoría de los grupos mas cercanos estaban a mas de una hora de distancia en automóvil. Grupo del cual yo no conocía a nadie y ahí comenzó para mí una serie de experiencias diferentes a las que estaba habituado aquí…
Las reuniones de AA eran marcadas por otras necesidades – según mi apreciación -
1. Practicamente no existía la información pública. No tenías que ir por el doceavo, el 98% de los que llegaban eran enviados por las autoridades como parte de los programas sociales por incurrir en delitos relacionados con el alcohol, las drogas y la violencia familiar. Dependiendo de la falta cometida era la cantidad de reuniones de AA a la que tenian que asistir, de tal suerte que la gran mayoría de los integrantes del grupo habian llegado de esa forma, le agarraron sentido al grupo y se habían quedado en el programa a militar.
2. Me di cuenta de que muchos grupos sesionan en anexos de instalaciones religiosas ya que existe una gran diversidad de movimientos religiosos con grandes instalaciones. Lo que hace que muchas veces los responsables de las instalaciones no esten disponibles y el grupo no sesiona.
3. Tomar un servicio era solo si tienes tiempo para hacerlo pues una o dos horas marcan diferencia. No pertenecian a ninguna estructura de servicio, solo ocasionalmente se recibian noticias de una muy pequeña y mal atendida oficina intergrupan en Filadelfia.
4. En las reuniones el cafetero en realidad era un mesero todo el tiempo: café, refresco, agua, galletas, sopa instantánea…ibas a cenar al grupo o a pasarla bien.
5. Dios no era dios como tal sino el dinero era dios...el tiempo de trabajo era lo primordial. Recordemos que estamos hablando de la comunidad hispana, por lo tanto un dolar o dos de séptima? eres mal visto si haces eso.
6. Entendernos entre nosotros también estaba cabrón hasta que te ibas acostumbrando pues entre el idioma y los diferentes modismos es muy difícil entender lo que se está escuchando. En los compartimientos, en las juntas de aniversario, es un verdadero desgarriate, compañeros hispanos que llegan de otros lugares con un sinfín de autonomías y formas de hablar; todos quieren actuar como si estuvieran en su grupo sin respetar la autonomía de donde están, mexiquenses, guanajuas, chilangos, norteños, jarochos, portorriqueños, hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, ecuatorianos, dominicanos…pura raza de bronce…fabulosas reuniones que parecen kermeses y donde todos nos sentimos terapeutas y nadie escuche a nadie. Obviamente para mi todo era muy diferente y acostumbrarme no fué nada fácil.
Así paso el primer año…un buen día del año siguiente, un compañero de nuestro grupo, que eventualmente asistía a alguna reunión en la Oficina Intergrupal de Filadelfia, nos trajo la información e invitación a escribir nuestras experiencias para una revista llamada La Viña que es la revista nacional de los AA’s de habla hispana en aquel país, casi equiparada al Grapevine que es la Revista Pionera de AA.
Como dije, yo ya tenía la
experiencia de escribir para Plenitud y había escuchado de La Viña, pero
no la conocía, por lo que con gusto hice rápidamente un escrito con alguna
experiencia, solo por el deseo de apoyar a ese compañero.
Pasó el tiempo – más de dos años
- habíamos olvidado ya ese episodio. Un buen día fui informado que mi escrito
había sido publicado y que llegaría el aviso y la revista a la dirección que
había dado. Recuerdo bien con que alegría recibí el sobre que me entregaron y
que traía ese regalo para mí.
Tengo aquí ese sobre y esa
revista para mostrarla a ustedes y leerles el breve, pero tan conmovedor
artículo…¨ME DEJARON SOLO¨
El mismo año en que recibí esa
revista – 2016 – se nos informó que habría un taller de escritura para La
Viña en la ciudad de Filadelfia Pennsylvania, con el compartimiento de quien
en ese entonces servía como editora de la Revista.
Llegado el día del taller, Del grupo nuestro asistimos unos cinco o seis compañeros, todos escribimos un artículo guiados por la editora, con tal suerte que tiempo después, fuimos notificados
por correo, que habían sido elegidos dos artículos de nuestro grupo para ser
publicados en mayo- junio de 2020, uno de mi compañero Fernando y el otro…mío.
Me llené de contento y claramente
de ego también… pero para cuando los publicaron yo ya no estaba allá, así que
escribí a La Viña para solicitar me fuera enviada la revista a mi dirección
particular aquí en México. Mi petición fue aceptada y aquí tengo la segunda
revista recibida. El artículo es ¨SUPE QUE ERA MI LUGAR¨
Las experiencias de vida que yo encontre entre los hispanos indocumentados - aunque ya tuvieran mucho tiempo por alla y hubieran logrado la residenciao la ciudadanía - tenían mucho más de sufrimiento, dolor y desgracia de las que hubiese conocido aqui en mi pais y eso hacía y hace una gran diferencia. Historiales mucho más desgarradores cuando la junta se ponía seria. Experiencias de tragedia cruda entre todos aquellos que tuvieron que dejar su pueblo y país en la búsqueda incesante de una vida mejor, quien puede criticarlos?, quien se anima a negarles su derecho a vivir? yo no puedo
Pero…eso también hace mucha diferencia…La envidia, que es parte cotidiana de los seres humanos, aunque la gran mayoría niega tenerla, se infiltra y corroe las relaciones, aún entre los AA, o más aún entre los AA; yo llegué con visa, no fui de mojado…mis necesidades eran diferentes, aunque no menos difíciles, ya viejo en AA y de edad, no fui a buscar la vida ni por la cuestión material, fui por necesidades de servicio, de trabajo con otros, aunque con honestidad, ya estando allí vi la oportunidad y me dejé convencer de generar más ingresos de lo que lo hacía aquí en mi patria. Fui bien recibido, tuve alojamiento, conseguí trabajo, me prestaron un auto viejo pero funcional, estaba con mi esposa y compañera…así que pronto estaba instalado y eso era mas de lo que algunos podían soportar., tanto en el grupo como en el trabajo.
Lo vivído en esos años dejo una profunda huella en mi ser.
Conocí infinidad de alcohólicos y
sus historias. Pude transmitir la experiencia del inventario moral y dejar la enseñanza para que el
día de hoy ellos la realicen, lo cual era mi principal objetivo.
En el tiempo que estuve allí, por
circunstancias y motivos diversos se abrieron otros tres grupos que ahora mismo
están funcionando, conocí la GSO de Nueva York con una visita guiada y toda
clase de recuerdos, eventos como La Convención Hispana en Tampa Florida, amigos con los
cuales sigo tratando y relacionándome fraternalmente y vivencias imborrables
que comparto con alegría y mucho agradecimiento de vivir una vida diferente
solo por hoy.
Gracias.